lunes, 3 de mayo de 2010

NUESTROS MITOS



ULISES

Odiseo es ante todo el polymêtis, el avieso, el astuto, el de muchos recursos. En la Ilíada, su papel es muy deslucido: la
fuerza y la violencia que exige la guerra no son las armas de Odiseo, sobre todo si se le compara con Aquiles o con
Diomedes, guerreros salvajes. El papel principal que se le otorga en la Ilíada es el de "convencer" a Aquiles.
Sin embargo, será la astucia de Odiseo la que decidirá, definitivamente, el resultado de la guerra.
Será el ideador del regalo-trampa que abrirá las puertas de Troya. Odiseo, pero, también es un hombre de acción: iba
dentro del caballo de madera que él mismo había diseñado...
La Odisea narra el viaje de regreso de Odiseo de Troya a Itaca, viaje plagado de pruebas y peligros, viaje que, de
nuevo, nos descubren al "astuto" Odiseo. Ya desde el principio se nos define a Odiseo: han quedado encerrados en la
cueva del "fuerte" y brutal cíclope. Antes de empezar la carnicería, el cíclope le pide el nombre a Odiseo y éste le
contestará, precavido, que su nombre es Nadie. Cuando luego, cegado su único ojo, el cíclope pida ayuda a sus vecinos, a
las preguntas de éstos por el motivo de los gritos, contestará que Nadie le está atacando. La astucia vence a la fuerza.
En este largo viaje de regreso a casa, Odiseo se va quedando sólo, sus compañeros van muriendo por diversas
razones: unos devorados por el cíclope, otros, hundidos con sus naves por los lestrígones y otros, muertos por la impiedad
de matar las vacas de Helio...
Odiseo llega, solo, a la isla de los feacios (donde contará sus aventuras), después de pasar diez años retenido en la isla
de la ninfa Calipso, que lo agasajarán y lo acompañarán a casa.
El regreso a costado mucho tiempo, muchos trabajos y muchas penas, pero algo lo empujaba a seguir adelante; pudo
quedarse con la sensual Calipso pero dejó de lado ese honor y esa suerte (la ninfa prometía hacerlo inmortal) y se
incorporó de nuevo, desafiante y mirando hacia delante para, de una vez, acabar lo que había empezado. Para reunirse
con su fiel esposa que, después de tantos años de creerlo muerto y bajo innumerables presiones de sus pretendientes (los
pretendientes del reino de Odiseo), había, sin embargo, dilatado hasta lo posible (también con astucia) el tener que elegir
un sustituto de Odiseo para el trono de Itaca.
A su llegada a Itaca no reconocerá su hogar hasta que Atenea, tomando la forma de un pastor, le diga dónde se
encuentra. Odiseo, de nuevo, querrá engañar a su interlocutor sobre su identidad pero, esta vez, se encuentra delante de
una diosa. La mêtis de Odiseo, por muy grande que sea, no se puede comparar con la de los dioses.
Atenea lo hace irreconocible. Bajo la apariencia de un mendigo y con la ayuda de su hijo Telémaco, se introducirá en su
palacio y matará a los pretendientes. Recuperará, pues, su reino y su esposa.
"Astuto sería y trapacero el que te aventajara en toda clase de engaños, por más que fuera un dios el que tuvieras
delante. Desdichado, astuto, que no te hartas de mentir, ¿es que ni siquiera en tu propia tierra vas a poner fin a los
engaños y las palabras mentirosas que te son tan queridas? Vamos no hablemos ya más, pues los dos conocemos la
astucia: tu eres el mejor de los mortales todos en el consejo y con la palabra, y yo tengo fama entre los dioses por mi
previsión y mis astucias. Pero ¡aun así, no has reconocido a Palas Atenea, la hija de Zeus, la que te asiste y protege en
todos tus trabajos,...!"
Homero. Odisea, canto XIII, 290


Chisco:

Los cíclopes de acuerdo a la mitología griega eran gigantes de un solo ojo en medio de la frente. Se los consideraba hóstiles y de naturaleza maléfica. Algunos de ellos, personificaban fenómenos atmosféricos: la tempestad, el trueno, el rayo y otros eran constructores a los que se les atribuían algunos sectores de los palaciones helénicos.

Según otras fuentes, los cíclopes eran ayudantes de Hefesto, dios del fuego y protector de la metalurgia.

El poeta Hesíodo nos dice que había tres hijos de Urano y Gea, y que eran ellos los que forjaban los rayos de Zeus; estos Cíclopes mueren en manos de Apolo, por la muerte de Asclepios.

De acuerdo a la Odisea, los cíclopes con los que se encuentra Ulises cuidan ovejas y viven en un país que podría identificarse con Sicilia. Al desembarcar, el cíclope Polifemo encierra a Ulises y a sus hombres en una cueva y come a varios de ellos. Ulises dice al gigante llamarse "Nadie", lo emborracha y lo ciega con una estaca que había afilado y endurecida al fuego. Al día siguiente, él y la tripulación escapan ocultos bajo los carneros del gigante cuando salen a pastar.

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